jueves, 30 de septiembre de 2010

ALICE´S SHOP: una tienda que es historia de la literatura

En contra de lo que pudiera parecer, me fascinan las tiendas "físicas", esas tiendas que, pequeñas o grandes, tradicionales o modernas, me resultan originales, personales, cuidadas...siempre entrañables, siempre llenas de los sueños de las personas que las crearon, de las personas que compran o compraron en ellas...tan distintas a la alienación a la que el mundo franquicia y el imperio Inditex nos someten a todos (y me incluyo: quien nunca haya comprado en Zara, que tire la primera piedra).
Más de una vez he pensado escribir en este blog una serie sobre esas tiendas, como las tiendas del Madrid de los Austrias: tiendas de paraguas, con sombrillas de encaje o de lunares, para ir a Las Vistillas o a Las Ventas; tiendas de guantes, hasta el codo, para ir al Real, o con los dedos al descubierto, para conducir el "auto"; tiendas de trajes de flamenca o de chulapa, donde comprarte tacones a topos, medias de rejilla, peinetas, mantoncillos o zarcillos; tiendas de botones, con sus cajones repletos de cuentas, de hebillas, de tira bordada, de lazos, de pasamanería; papelerías clásicas, con sus miles de lapices de colores, de cartulinas, de papeles Pinocho o de seda, sus sellos prácticos o de fantasia,... esas tiendas me hacen soñar todas y cada una de las veces que las visito y a ellas me encantaría dedicar una serie a modo de homenaje.
Y, sin embargo, parece que me decido a empezar por una tienda que no está en el Madrid de mis amores, ni siquiera en España. Y es que este verano he descubierto, en Oxford (UK, por si es que hay otro) una tienda de contenido preciosista e historia completamente fascinante.


A mediados del siglo XIX, Charles L. Dodgson, más conocido por su pseudónimo de Lewis Carrol, era profesor en Christ Church, Oxford, donde conoció a la niña Alice Lidell, hija del Dean del College, en la que, en mayor o menor medida, se inspiró a la hora de crear su personaje de Alicia en el Pais de las Maravillas (aunque para demostrar este extremo, necesitaríamos una tesis doctoral, lo que sí es seguro es que los dos libros de "Alicia" están dedicados a la niña, como demuestra un acrónimo incluido en el segundo de ellos).

Rios de tinta se han debido de gastar para discutir acerca de la naturaleza de su relación, pero al margen de ello, es obvio que, como en el caso todas las historias míticas, y que duda cabe que la de "Alicia en el pais..." lo es, todo lo que rodea la vida de Alicia y Carroll resulta emocionante. Y en Oxford, todavía hoy, se puede visitar y comprar en una tienda que forma parte de la leyenda.


Parece ser que a la pequeña Alicia le gustaban los caramelos (un tipo concreto, los barley sugar sweets, una especie de toffee blando muy inglés) y solía ir desde su casa en Christ Church para comprarlos en una pequeña tienda al otro lado de la calle. Esa tienda y esas visitas de la niña fueron recogidas por Carrol en la segunda parte de las historias de la Alicia de ficción, "A través del espejo". Y el dibujante original de la historia, Tenniel, incluyó dos dibujos de la misma en el libro.

En la historia, la tienda está regentada por una oveja ("the old sheep shop") y los objetos y estanterías, como no podría ser de otro modo, varían de forma y utilidad mientras Alicia los curiosea.

Hoy en día, la tienda ha sido, con mucha visión comercial, reconvertida en tienda de recuerdos en torno al mundo de Alicia. Todo lo que se os pueda ocurrir, está allí: naipes, figuras, juegos de té, monedas de chocolate ("eat me"), objetos de papelería... todo ello en un ambiente que ha sabido conservar el encanto de lo victoriano, mientras desde la ventana contemplas el College donde Carroll y Alicia se conocieron e imaginas fácilmente a la niña yendo ilusionada a comprar sus caramelos (que también siguen a la venta).


En fin, una tienda con todo el encanto de lo inglés y con una historia fascinante.
Alicia: "Well, this is the very queerest shop I ever saw!"
(Alice´s shop, tambien en internet)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué artículo más bonito!! Reconozco que a mí también me encantan esas tiendas con sabor a antiguo, en la que no sólo se adquieren objetos, sino también recuerdos, sensaciones y emociones. Es una pena que en España nos estemos dando cuenta ahora del valor de la tienda de barrio, de la que siempre ha estado ahí, después de pasar por una época en la que no se les daba importancia y, una tras otra, cerraban en beneficio de las grandes superficies y los centros comerciales. Me viene ahora a la cabeza el ejemplo de la pastelería Niza, en la calle Argensola, donde se hacían los mejores pasteles rusos del mundo y que era digna de visitar por bonita. Hace un par de años la cerraron.
Ojalá demos marcha atrás y sepamos conservar esas pequeñas joyas. Podemos aprender de los ingleses, que para eso son geniales, como bien expones en el caso de Alice Shop.
Por favor, sigue con tu serie de tiendas con encanto. Me encantará que me descubras nuevos rincones en los que perderse.

NATIE dijo...

tu blog tiene chispa!!!
te sigo okey??
pasate por el mio cunado puedas
http://lejournaldeprada.blogspot.com
besotes